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Para la construcción de todo edificio habitacional, algo que se debe tener en cuenta siempre es el control acústico, el cual, sin embargo, en no pocas ocasiones es pasado por alto con la finalidad de reducir costos; esta práctica, a la larga, puede crear dificultades al interior del recinto derivadas del exceso de ruido transmitido entre cada uno de los espacios divididos en él.
Esta situación, no obstante, puede evitarse desde un principio haciendo uso de algún aislante de sonido que impiden que los ruidos se trasmitan de una pared a otra e incluso de los pisos superiores hacia los espacios que se encuentran debajo de ellos.
En este último caso, la mejor opción es instalar un bajo piso acústico, con el cual se anula en gran medida el ruido de las “pisadas de arriba” e incluso se mitigan los derivados de conversaciones, música y demás emisiones sonoras que generen los vecinos.
Si no sabes de qué estamos hablando, aquí te explicamos más al respecto y cómo esta solución puede ser empleada incluso cuando la construcción ya está concluida.
Se trata de un producto elaborado con diversos materiales aislantes de sonido que se coloca entre el concreto y la superficie final que tendrá el suelo, ya sea loseta, duela de madera, azulejo, mármol, laminado vinílico, etcétera.
Gracias a su eficacia aislante entre un piso y otro de un edificio, suelen ser utilizados en escuelas, oficinas, hospitales y, por supuesto, departamentos.
Existen diferentes clases de bajo piso acústico con diversos espesores para cubrir las necesidades de cada sitio, dando mayor o menor aislamiento según donde vayan a emplearse.
Como en cualquier proyecto, la planeación es siempre mejor que la reparación, por lo que el momento más adecuado para instalar un bajo piso acústico es antes de colocar los acabados finales del suelo.
No obstante, si esto no se hizo desde un principio, cualquier edificio puede ser restaurado retirando el suelo para colocar el material acústico y volverlo a poner. Este proceso, aunque suena un poco engorroso y costoso, termina por pagarse solo a la larga si se considera el confort obtenido e incluso menor gasto de energía por concepto de calefacción, ya que también funciona como aislante térmico.
Su instalación es relativamente sencilla, puesto que se coloca como cualquier alfombra, sólo que ésta va debajo del piso (de ahí su nombre).
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